calambre

El sistema muscular y el magnesio

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Ya hemos comentado que el déficit de magnesio puede manifestarse con signos en la musculatura del cuerpo humano, por excitación nerviosa y muscular excesiva, como: calambres, espasmos, fasciculaciones, temblor… pero también fatiga y debilidad, porque hay una relación directa entre la concentración de magnesio y el funcionamiento del sistema muscular.

Los músculos y el corazón, no funcionan correctamente si no contienen el suficiente magnesio.

El calambre o “rampa” es un espasmo breve, brusco e involuntario de un músculo, o de un grupo de músculos, que se contrae y se torna rígido, lo que provoca dolor; es, por tanto, una contracción muscular súbita y dolorosa.

Los calambres más habituales son los calambres en las piernas (sobre todo en los gemelos) y los calambres nocturnos.

Su duración suele ser breve, aunque en ocasiones pueden prolongarse durante varios
minutos.

Las causas de que se produzcan calambres musculares son varias. Las más importantes son:

1) La fatiga muscular
2) La carencia de minerales y vitaminas
3) Una mala postura

Los minerales cuyos niveles (defecto o exceso) influyen a la hora de producir problemas musculares son el magnesio, el calcio, el sodio y el potasio.

El magnesio interviene activamente en el trabajo muscular de contracción-relajación; es una de las moléculas implicadas en esta acción junto a otras, como las proteínas musculares (miosina y actina) y el ATP, la molécula de intercambio energético de los procesos celulares.

Si los niveles de magnesio están disminuidos, se verá afectado todo este proceso, lo que da como resultado falta de relajación muscular o exceso de contractilidad.

Además, cuando hay hipomagnesemia (el nivel de magnesio es bajo) se facilita la liberación de acetilcolina en la placa motora y se produce hiperexcitabilidad neuromuscular, que se traduce en el mismo resultado: exceso de contracciones musculares.

Una dieta rica en determinadas vitaminas y el suministro adecuado de los minerales mencionados (magnesio, potasio…) a nuestro organismo es altamente recomendable para evitar calambres.

El Síndrome de piernas inquietas consiste en movimientos repetitivos de las piernas que producen sensación de inquietud en quien lo padece; ocurren principalmente durante la tarde o la noche y hacen que la persona se despierte con frecuencia y que tenga una mala calidad del sueño.

En un estudio con personas que padecían este síndrome, se evaluó la eficacia de tomar suplementos diarios de magnesio durante 5 semanas. Los resultados fueron que el 70% consideró que su sueño nocturno y/o los movimientos periódicos de las piernas durante el sueño habían mejorado.

La Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) recomienda como parte del tratamiento de este síndrome tomar suplementos de magnesio: “… es
conveniente llevar una vida saludable, eliminar las sustancias que aviven los síntomas (café, té, etc.), tomar los suplementos vitamínicos (vitamina B) y minerales necesarios (hierro, magnesio, potasio y calcio) y realizar determinadas actividades como caminar, estirarse, tomar baño frío o caliente…”.

 

corredorEl magnesio en la práctica habitual de deporte

El magnesio participa en una gran cantidad de procesos que afectan a la función muscular, incluyendo el consumo de oxígeno, la producción energética y el equilibrio de electrolitos.

En consecuencia, los investigadores han dedicado bastante atención a la relación entre los niveles de magnesio y el ejercicio.

Estas investigaciones muestran que el ejercicio físico lleva a una redistribución del magnesio en el cuerpo para cubrir las diferentes necesidades metabólicas (1).

Existen indicios de que una deficiencia marginal de magnesio conduce a una reducción de las capacidades de resistencia y adaptación al esfuerzo, lo que genera un bajo rendimiento físico.

Aparentemente, el ejercicio intensivo incrementa las pérdidas de magnesio a través del exceso de sudoración y orina y, en consecuencia, puede aumentar las necesidades de magnesio en un 10-20%.

(1)   Nielsen FH, Lukaski HC (2006). Update on the relationship between magnesium and exercise. Magnesium Research. 19(3): 180-189.