Fractura por compresión osteoporótica en mujeres de edad avanzada con artritis reumatoide. Foto Lindsay Davidson.

La osteoporosis y el magnesio

Fractura por compresión osteoporótica en mujeres de edad avanzada con artritis reumatoide. Foto Lindsay Davidson.

Fractura por compresión osteoporótica en mujeres de edad avanzada con artritis reumatoide. Foto Lindsay Davidson.

El tejido óseo está vivo. Este tejido se organiza en una parte orgánica y otra inorgánica: la fase orgánica está constituida en más del 90% por fibras de colágeno, que se agrupan de una forma especializada para originar la «matriz ósea» u osteoide.

El resto lo constituyen proteínas no colágenas. La fase inorgánica está representada por cristales de calcio y fósforo, conocidos como hidroxiapatita.

Estos cristales se depositan sobre la matriz orgánica, la cual adquiere así la dureza típica del hueso.

El último componente propio del hueso son sus células, de las cuales existen tres tipos principales: osteoblastos, osteoclastos y osteocitos.

Como ya hemos contando en un post anterior, más de la mitad del contenido de magnesio del cuerpo (un 60-65%) se encuentra en los huesos; concretamente el magnesio se localiza formando parte de los cristales de hidroxiapatita, el componente mineral de la fase inorgánica que aporta la dureza al hueso.

El papel que juega el magnesio en la formación ósea es de gran importancia:

·Este mineral (junto con el fósforo) favorece la absorción y utilización del calcio por parte de nuestro organismo de una manera más efectiva.

· Interviene en la formación de la forma activa de la Vitamina D. La vitamina D es la vitamina más importante para asegurar la salud ósea, ya que es esencial para una correcta absorción del calcio de la dieta y para la mineralización normal del hueso.

·Estimula a la hormona Calcitonina e inhibe a la Hormona Paratiroidea. Estas dos hormonas están implicadas en el proceso de formación/destrucción ósea.

·Es cofactor de diversos sistemas enzimáticos implicados en la regeneración del tejido óseo.

Se ha demostrado, en varios estudios clínicos, que los suplementos de magnesio aumentan la densidad mineral ósea en individuos con osteoporosis y que una mayor ingesta de magnesio se asocia con un menor declive de la densidad mineral ósea después de la menopausia.